FECHA ESTIMADA DE FINALIZACIÓN DIC. 2024

La casa de Lost Creek, enclavada en un robledal, se sometió a una cuidadosa remodelación y ampliación que permitió conservar el aspecto de la casa de cara a la calle y modificar significativamente el interior y la parte trasera de la casa para satisfacer las necesidades de los clientes. Una familia joven quería ampliar su espacio conservando el encanto que les atrajo a la casa. Las restricciones urbanísticas, de la asociación de propietarios y del terreno planteaban un complejo conjunto de problemas de diseño, y los clientes querían conservar un roble no protegido en el patio trasero, en torno al cual se crearon tres zonas de estar al aire libre para crear un refugio sereno.

La ampliación incluyó una nueva suite principal en la planta baja, un acogedor patio exterior con chimenea y una nueva suite de invitados en la segunda planta, encima del garaje. El interior fue objeto de una remodelación completa que incluyó un techo abovedado en el salón para mejorar la apertura, la iluminación natural y la comunicación con el usuario, así como una distribución actualizada para aumentar la eficiencia de la circulación y las conexiones espaciales. A pesar de los cambios solicitados, la fachada de la casa se mantuvo prácticamente inalterada, conservando la estética de la calle del barrio y actualizando el resto de la casa para adaptarla mejor a las necesidades de los clientes. El patio trasero se convirtió en un santuario, con el roble en su centro, que ofrece espacios sombreados conectados pero únicos para que la familia se relaje y conecte con la naturaleza, al tiempo que crea un espacio de transición entre el interior y el sistema de senderos accesible desde el patio trasero.

En el interior, la casa cuenta ahora una historia de ligereza y espacio, desde el amplio salón hasta el dormitorio de la hija, inspirado en una casa en un árbol. La familia se implicó a fondo en todas las decisiones de diseño y actualmente es su propia contratista general, lo que convierte el proyecto en una verdadera obra de amor. El resultado es una casa que honra el pasado y abraza el futuro, como el perdurable roble que la sostiene.